Social Enterprise

Terminar con la pobreza en 2030: todos los hijos de todos los vecinos

¿Son las empresas sociales la esperanza? Se han cumplido casi tres años desde que el ex-Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, inaugurase en septiembre de 2015 la Agenda de los ODS. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible suponen el compromiso de 193 estados, las Naciones Unidas, por terminar con la pobreza en el mundo en 2030.

 

A día de hoy, los montos comprometidos por los países donantes distan mucho de ser suficientes para resolver, durante los próximos 13 años, los grandes retos sociales y medioambientales que los ODS persiguen: erradicación de la pobreza, sanidad universal, educación de calidad, igualdad de género, cambio climático, etc.

 

Las miradas están puestas en el sector privado pero la solución tampoco está en las grandes fundaciones ni los bolsillos de los mayores filántropos. La solución está en la integración de los ODS de manera central en la vida de cada persona y de cada organización, por pequeña que sea; en la inclusión del valor social y medioambiental en nuestras decisiones diarias de consumo, en cómo y para qué emprendemos, elegimos los proveedores de nuestro negocio y definimos nuestra cultura organizacional.

 

Por si no te has dado cuenta, las marcas que quieren ser relevantes en el SXXI ya no te cuentan sólo que su producto es mejor que el del vecino. Además, se han fijado objetivos sociales y medioambientales y su storytelling nos hace cómplices de sus retos y logros en la creación de un mundo más justo que lucha contra la pobreza.

 

Las empresas que no se den cuenta de esto estarán posicionadas en el mercado como marcas ajenas al contexto global donde operan. Y lo que es peor, ajenas a la sensibilidad de sus clientes quienes demandan cada vez más la experiencia del doing good al decidir qué cerveza beber, qué camisa comprar o a qué agencia contratar su comunicación.

 

Podemos terminar con la pobreza. No se trata de que las empresas se conviertan en ONG. Se trata de que revisen sus estrategias comerciales y de comunicación. De que recoloquen sus recursos de manera más alineada con la sensibilidad de sus clientes en un contexto en que la lucha contra la pobreza, la sostenibilidad y la innovación social determinan las preferencias de la sociedad.

 

Es este contexto, al que hago alusión superficialmente, el que ha puesto al movimiento social enterprise, el de las organizaciones que emprenden, compran e invierten para cambiar el mundo, como referencia para millones de personas en cada continente. En el Reino Unido hay 70.000 empresas sociales según Social Enterprise UK. El modelo se promueve desde las escuelas de negocio, las administraciones públicas, e incluso los colegios y se encuentra en la floristería de la esquina, el taller de bicicletas o el pub del barrio.

 

La misión de Social Enterprise España es que las empresas sociales y organizaciones del ecosistema, miembro de la comunidad, sean más conocidas, tengan más negocio y generen mayor impacto social positivo. Y que muchas más organizaciones se unan a nuestra plataforma. Para ello hacemos comunidad, consultoría, comunicación y formación. Son muchas las empresas sociales de la comunidad que desde distintos sectores comerciales están cambiando el mundo. Impulsemos el propósito empresarial para terminar con la pobreza.

 

¡Estáis más que invitados!

Social Enterprise España

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