AdaLab es una joven startup social fundada por Rosario Ortiz e Inés Vázquez, dos personas que venían de la cooperación al desarrollo en América Latina y Asia y que en el año 2015 cruzaron sus caminos para transformarse en emprendedoras sociales. Hoy, tras tres años de intenso trabajo y mucho pivotar, viven un momento dulce, han consolidado su programa formativo e impulsado a 145 mujeres, de las que más de un 94% de sus graduadas consiguen empleo como programadoras front.
Trabajan en alianza con con la Fundación eCare y tienen un acuerdo con Google for Startup Campus para realizar la formación en sus instalaciones en Madrid. Hablamos con Inés a las puertas de lanzar su próxima convocatoria el 28 de febrero.
¿EN QUÉ CONSISTE ADALAB?
AdaLab es una comunidad y una experiencia transformadora. El programa integral de formación en el ámbito de la tecnología y la programación está destinado a mujeres desempleadas con dificultades para encontrar empleo. En dicho proyecto se incluye la formación técnica y el desarrollo profesional, además de favorecer a la reducción de las barreras para la reinserción laboral.
Tal y como explica Inés Vázquez a Social Enterprise: “El valor diferencial de AdaLab es que se ofrece una formación que avanza al mismo ritmo que la tecnología”. Es por este motivo por el que su proyecto no solo contribuye a emplear a mujeres en situación de riesgo sino que además les brinda un futuro laboral muy prometedor.
Inés Vázquez, cofundadora de AdaLab
FORJANDO ADALAB DESDE LOS CIMIENTOS
En el año 2016, muy al principio de su andadura, esta startup consiguió lanzar su idea gracias al reconocimiento de dos premios de emprendimiento social: #Eres Impulso, de Font Vella y el Programa B-Challenge, organizado por Ship2B y la Fundació Sabadell. Fue en ese mismo año cuando Rosario e Inés conocieron a su tercer socio Israel Gutiérrez, experto en programación.
Con una primera propuesta de valor, el equipo de AdaLab lanzó un primer curso piloto con sólo tres alumnas que al cabo de los tres meses consiguieron empleo. Este pequeño éxito no solo confirmaba el programa de AdaLab y sus posibilidades, sino que además lo lanzaba hacia una dirección muy emocionante .
ADALAB EN DATOS
Cada promoción de AdaLab cuenta con 40 alumnas, divididas en turnos de mañana y tarde, que disponen de una formación presencial durante 13 semanas de 6 horas diarias, las cuales complementan con 4 horas de media de trabajo en casa gracias a que disponen de todos los contenidos subidos a una plataforma online.
El perfil de alumna que buscan para formar debe cumplir una serie de requisitos, entre ellos que tengan por lo menos los estudios obligatorios completos, que estén motivadas y con intención de aprender un nuevo oficio y que en el momento de ingresar en la formación estén desempleadas. Es por este motivo por el que para determinar la promoción la labor de selección que realiza el equipo es totalmente admirable, sometiendo a las alumnas a determinados filtros (tutoriales, test, pruebas psicotécnicas) que culminan con una entrevista personal.
Actualmente los cursos de AdaLab han dado formación a un total de 145 mujeres -a la espera de su nueva convocatoria, programada para el próximo 28 de febrero- consiguiendo un altísimo porcentaje de reinserción laboral del 94%. Además, cuentan con más de 70 empresas con las que colaboran para dar trabajo a las programadoras en potencia y han conseguido elevar los sueldos anuales de sus alumnas hasta los 16.000 euros de media.
Para Inés, «lanzar una startup social es muy parecido a coordinar una oficina de una ONG en otro país». Un mensaje optimista para todo un sector de profesionales que muchas veces no ve fácil la transferencia de sus capacidades y el regreso a su país.